Corazones latiendo

viernes, 24 de agosto de 2012

Todo llega.

O eso dicen, dicen que todo termina llegando, que todo lo malo se termina yendo y lo que mejor nos conviene se queda a nuestro lado.
Dicen qué tarde o temprano el amor termina llamando a tu puerta, que las verdaderas amistades te demuestran que con el paso del tiempo, que pase lo que pase, siempre van a estar ahí, y que siempre estarán dispuestos a echarte una mano.
El amor. Esa sensación que siempre he tenido tan mala suerte, de la cual siempre he salido dañada. A la cual no he querido nada por meses, y algunas veces por años, he terminado cansándome de hacerme siempre el mismo daño y las mismas preguntas. Me he cansado de todo lo relacionado con el amor.
A veces tengo asumido que terminaré sola... Qué lo único que quieren es hacer daño, otras veces no quiero terminar sola porque sé que necesitaré a alguien compartiendo mi vida, mi tiempo... Y otras bueno, otras pienso que todo es una tontería del destino. Que no todos tienen por qué terminar con alguien y que siempre abra alguien que termine solo toda su vida.
Aunque, ¿el destino puede cambiar?
Tal vez esa persona está más cerca de lo que creemos, pero tenemos miedo a exponer nuestros sentimientos, porque no queremos caer de nuevo en la trampa, en la trampa del amor, de sentirse enamorada, de todos esos sentimientos que abarcan unos detrás de otros.
Quizás el destino se ha hartado de tirar piedras a mi camino, y las murallas de este pobre corazón se han derrumbado con una nueva esencia.