Corazones latiendo

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Y no llegó.


Quise gritar tu nombre para que te quedarás, pero no llegó.
Quise llorarte por dejarme, pero no llegó.
Quise quedarme encerrada bajo mis sábanas, pero no llegó.
Quise ir a buscarte, pero no llegó.
Quise gritarte para que me escucharás, pero no llegó.
Quise que me quisieras, pero no llegó.
Quise llorarte hasta quedarme sin lágrimas, pero no llegó.


Te fuiste y te dejé ir.
Te fuiste y no hice nada para impedirlo.
Te fuiste y no rompí en llanto.
Te fuiste y esperé que me dejarás un vacío, pero ese vacío no llegó.

Te fuiste.

Llevándote contigo tus abrazos y tus besos.
Llevándote contigo mis caricias y mis gestos.
Llevándote todo y nada a la vez.

Te fuiste.

Y todo lo que esperaba que ocurriese tras irte, no llegó.
No llegaron las lágrimas, las noches en vela, las ganas de abrazarte, de besarte y de echarte de menos.
No llegaron las despedidas amargas, las idas y venidas en coche y el decir tu nombre en cada palabra.
No llegaron los mensajes de anhelos, los audios de cariño, ni las llamadas de desespero.
No llegaron las menciones sobre chistes malos, sobre frikadas, ni los últimos cigarros.
No llegaron.
Porque tú nunca llegaste.


Y no llegó.
Aunque yo me perdí junto a tus 200 lunares.