Corazones latiendo

jueves, 25 de septiembre de 2014

Aún no tenías que irte


No era tu día, no era tu momento. Aún era demasiado temprano para decirte adiós. Nos quedaba una vida por delante, juntos.
Quizás es cierto lo que dicen, que en esta vida somos peones, esperando el día del adiós final.
Pero lo que no nos avisa de que da igual la edad que tengamos, del día que sea, nos iremos sin avisar.
Llevo cuatro días aquí sentada, frente al ordenador, esperando escribirte algo, necesito desahogarme, y nadie tiene palabras para un desconsuelo tan grande.
En esta vida he perdido a mucha gente, pero, si quiero saber algo de ellos, voy a sus redes sociales, o simplemente los termino viendo por la calle y los saludo.
Pero es algo que no podré volver hacer contigo, porque te has ido.
No podré cotillearte lo que dices por las redes sociales, no pondrás nada nuevo para mí, nada que me haga sonreír.
No podré volver a verte, ni que sonriamos o riamos a la misma vez.
No podré saludarte, abrazarte, ni desahogarme contigo, como hacíamos cada día, juntos.
No podrás volver a decir todas aquellas hermosas cosas que me decías.
¿A quién le voy a contar cualquier cosa feliz qué me pase? ¿Quién me va a dar un abrazo en mis peores días? ¿Quién me va hacer todo lo que tú me hacías o decías?
Duele mucho que no estés aquí, duele tanto, que te necesite y no estés.
Tus últimas palabras no hacen más que repetirse dentro de mi interior, dentro de mi cabeza...


¿Podrías volver? ¿Podrías decirme todo aquello que me dijiste antes de irte?
No puedo superar esto sin ti... De verdad, sin ti no puedo.